En nuestro laboratorio de acústica en Valencia realizamos ensayos y auditorías acústicas para particulares y empresas. Como sabes, los ruidos altos perjudican a nuestro organismo, por ello hay una normativa que penaliza cierto nivel de ruido. En el caso de los bebés, el tema se agudiza. Piensa que el bebé es un ser oyente desde que se encuentra en el útero materno. Comienza a oír sonidos a partir de la semana 14 y alrededor de las 22 semanas el oído ya ha completado su desarrollo. De este modo, hay que cuidar los oídos del bebé incluso desde el vientre materno. No se trata tan solo de evitarle molestias, sino que un estudio reciente sobre los efectos de la exposición al ruido ha concluido que los ruidos fuertes modifican el cerebro hasta el punto de que influyen en la interpretación del habla, provocando una creciente dificultad para distinguir los sonidos del discurso.
Un estudio de la Escuela de Ciencias Conductuales y Cerebrales de la Universidad de Texas, publicado en la revista Ear and Hearing, la publicación oficial de la American Auditory Society, demuestra que escuchar de forma continuada un sonido ruido demasiado alto puede provocar sordera con el tiempo y además afectar a la zona del cerebro que procesa sonidos. Así, exponer al bebé a ruidos fuertes, incluso desde el vientre materno, podría repercutir en un deficiente desarrollo del habla.
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